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Teresa: 13

Un hakai para Becquer: Gustavo
Adolfo Becquer, acordeón tocado por
un ángeL
Eugenio d’Ors. «El nuevo glosario».

Me muero de un mal cursi, Becquer mío?
           se me agota el pulmón,
y me cuna la muerte tu ángel cursi
           con su acordeón.
Aquel acordeón que a mi Teresa
           sostuvo el corazón;
aquel acordeón de aire, marino
           y de pura emoción.
De una emoción tan cursi y tan pasada
           de moda—¡y con razón!—
que mezcló nuestras lágrimas inútiles.
           ¡perdón, por Dios, perdón!
Y es que ella no sentía la pianola
           mecánica, ni al son
del disco del fonógrafo podía
           adormir su pasión.
¿Oyes, Teresa, en estas noches claras
           angélico acordeón
mientras los sapos van de caza y cantan;
           clinclón, clinclón, clinclón?...

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