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Teresa: 34

«Déjame de pensar; el pensamiento
es cosa de los hombres; las mujeres
harto tenemos con cumplir deberes
y nuestras pobres Quejes dar ai viento. . .
Y deshacer los grandes disparates
que se os ocurren por pensar sin tino,
porque no veis las piedras del camino
ciegos como lleváis vuestros debates.
Pensar no, .Rafael, ver con las manos,
que como dices tú tienen diez ojos;
yo he de escardar de tu sendero abrojos
con estos ojos, estos diez hermanos.
Y con los otros dos, los de la cara,
deletrear nú oficio en esa tuya,
y cuando al cabo la misión concluya
ir a la tierra que el Señor ampara.
No, yo no pienso cuando quedo sola;
me quedo en ti y así como dormida,
yo no sé si es aquello muerte o vida,
debe de ser el sueño de una ola . ..
Tampoco pienses tú, porque pensando
se achica el corazón; mándame y vive,
pero con ley de la que no se escribe,
ley de cariño que reviste mando.»
Callaste, y yo pensaba ¿cómo no?
El querer era en mí pensar... en ti
pensar era querer... igual... y asi
en pensar y querer se nos paso...

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