La razón de uno
La razón de uno en ocasiones es el mal de otro,
Es por eso que no me interesa tener la razón,
Ni discuto por convencer al otro de mis principios,
De mis ideales, de mis argumentos.
En realidad, nunca quisiera decir:
“Te lo he dicho, el tiempo me dio la razón”.
Si tener la razón es presagio inequívoco
De la desgracia del prójimo,
Prefiero estar siempre equivocado,
Ser un ignorante y un tonto,
Es mejor estar errado
A cambio de tu bienestar,
De tu salud, y prosperidad.
Sin embargo, si mi razón te ayudara
a rectificar tu camino torcido
y librarte de la tonelada
que pesa sobre tu espalda
y aligerar la carga de tu angustia,
tenga yo siempre la razón
como presagio y aviso
para que estés preparado
Y tus días sean felices.
Mi corrección y advertencia
Es por tu eterno bien
Que sólo un buen padre
Desea para su hijo.
