Hay ritmo en cada átomo,
en el silencio de la calma
en los párpados al mirarnos
en los labios al besarnos
en la locura de tus manos,
en las caricias y las lágrimas
en los pasos espontáneos
en la fatiga y el cansancio,
en la búsqueda de incienso
en los lagos del ocaso.