En la palma de mi mano guardo historia…
Padre, cogidos de la tuya dábamos paseos.
Madre, acariciando tu cara.
Abuelo, rozando tu frente.
Hijo, damos paseos y acaricias mi cara…
… y la historia continúa.
Tacto, todo tacto, encadenado a la voz,
a la imagen, al perfume.
En la palma de mi mano guardo la vida de ayer,
de hoy, guardo un hueco para el próximo futuro,
pieza siguiente que conforma el puzzle de mi historia,
de los míos.
Y tú de los tuyos.
Y él de los suyos.