Vivo
¿a quién debo este honor?
Mi alma vacila. Dante me acompaña
a través de la noche soviética.
Yo vago entre las ruinas
de la Hélade.
No puedo huir.
Esconde
los poemas, Nadezda. Apúrate.
¿Cómo pudiste, César,
destruir
nuestra?
He abandonado toda esperanza
a la entrada del campo.
El único que habla ruso
no podía olvidar.
Un dios perdona,
un semidiós no.
Los gritos
se pierden en la de mi país.