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Elegía del héroe

¡Todo lírico espíritu sueña un mundo en el viento!
¡Toda vida de sueños ara sobre las aguas!
 
¡Héroe, poeta, apóstol,
mártir, Quijote, santo...!
 
Crear con barro y sueños mundos sobre la tierra;
de oscuras multitudes a la luz alzar pueblos;
ver a Dios en transportes de éxtasis divinos;
aliento y voz humanos comunicar al mármol;
hacer del sordo caos astrales armonías;
querer ciego el futuro forjar con mortal mano;
clavar sobre los siglos poemas, como Homero,
o atravesar el Cosmos en ríos de relámpagos...
es loco delirar de la pobre alma humana.
¡Todo lírico espíritu sueña un mundo en el viento!
¡Toda vida de sueños ara sobre las aguas!
 
¡Pastor de libertades! ¡Oh, centauro del viento!
Correr sobre los páramos, bajo el sol, a lo inmenso;
detener los torrentes, el miedo, la fatiga;
ser luz en el abismo,
lanza contra el destino,
grito sobre la muerte,
el ímpetu que sueña un más allá más alto,
volar eternamente hacia el sol, como el águila,
es pobre delirar de la ardiente alma humana.
¡Todo lírico espíritu alza arena en el viento!
¡Todo héroe de sueños ara sobre las aguas!
 
¡Oh, vencedor!
Triunfar de toda huida, vencer toda derrota;
 
encadenar victorias en épicas carreras;
haber salvado a golpes de alas los volcanes,
los ríos que dividen la carne de los hombres,
la aridez de los páramos,
las torvas noches negras,
las espesas tinieblas del mundo de la nada,
la propia llama oscura que toda llama lleva,
es quimérico afán de delirante cíclope.
¡Querer violar destinos es sembrar en el viento!
¡Querer vencer olimpos, arar sobre las aguas!
 
¡Libertador!
¿Adónde corres?
¿Adónde llamas?
¿Adónde vuelas?
¿Contra qué sombras luchas?
¿Qué quimeras persigues?
¿Qué oscuro ser de muerte de la noche libertas?
¿Y qué clamor de Hombre ahonda tu voz, que el cielo
desciende y se oscurece,
y se apagan las cumbres,
y se enlutan las selvas,
y Amazonas de angustias desbordan por el mundo
sus torrentes de lágrimas?
¿Qué dolor de destinos corriendo en los milenios
se despeña en la nada?
 
¿Adónde en mundo estrecho los anchos desenfrenos?
¿Dónde en cielo de piedra inmensidad de alas?
 
¡Ah, las espesas sombras! ¡Tanta noche que aplasta!
¡Tanto holocausto inútil ante aras vacías!
 
¿De estas pesadas rocas saldrán vuelos de espumas?
¿De esta angustiosa noche surgirá nueva aurora?
¿En qué orbe agonizas? ¿En qué planeta sufres?
69¿Dónde tu espada nace con luz de libertades?
En tus cimas eternas,
altas sobre las sombras esclavas de los llanos,
tus alas gigantescas buscaban infinitos,
soñando humanos mundos y amor de libres tierras.
 
Y hoy nada hasta ti llega, oh profeta angustiado.
¡Y tanta noche espesa, tantas aguas oscuras!
¡Tanta ola engañosa subiendo hasta las nubes!
¡Tanto tropel de muerte corriendo por los pueblos!
 
¡Y nada hasta lo inmenso de tus ojos se eleva!
¡Nada tus ojos miran llegar hasta tus sueños!
Y pasan torvos días sin albas de verdades;
vuelo y destino sienten el filo de agonía;
los cantos y las alas, vencidos, se atropellan...
y siempre por la tierra sin voz el grito humano.
¿Dónde la Libertad se enciende de tus llamas?
¡Oh pobre ser de angustia que sueñas libres Andes!
¡Ir más allá del mundo, es labrar en el viento!
¡Ir más allá del hombre, arar sobre las aguas!
 
Ser arcilla, ceniza, carne perecedera,
y querer ser eterno en grito y arrebato...
no encontrar fin el ímpetu,
límites la pupila,
reposo un día el sueño;
despedazar las nubes,
engrandecer torrentes,
agigantar las cumbres,
despeñar los picachos,
recorrer más y más las llanuras del viento,
¡y volar más y más ardiendo en el relámpago!
Crear Moisés, ser Icaro, Beethoven, Prometeo;
robar el fuego eterno, o dar verbo a la arcilla;
alzar un nuevo mundo del fondo del océano;
 
ser Bolívar, en carne y anhelos sobrehumanos,
Padre, poeta, apóstol, es delirio que acaba...
¡Todo hacer más que Dios es sembrar en el viento!
¡Crear mundos con sueños, arar sobre las aguas!
 
Es infinito el Cosmos, ¡límite el espacio;
mas el delirio humano encuentra fin al vuelo.
Después de tanta cumbre, solo.
Después de tanto mundo, nadie.
Después de tanto cielo, tierra
de agonía y tristeza.
 
Solo en tu voz gigante.
Solo en tu cima inmensa alumbrando los siglos.
Solo después de tanta miseria libertada.
Solo frente a la gloria en tu delirio andino.
Solo en la vasta noche de la selva que acaba.
¡Oh clamor de los cielos en llamas delirantes!
¡Todo loco Quijote edifica en el viento!
¡Todo es un vano arar del sueño sobre el agua!
 
¡Bolívar!
 
¡Tanta epopeya lírica! ¡Tanta batalla épica!
¡Tanta bandera alta en tempestad de gloria!
¡Tanta larga agonía solitaria en las cumbres!
¡Tanto dolor de sueños corriendo por la tierra!
¡Tanta victoria, tanto soñar, tanta derrota!
¡Tanto temblor de amor latiendo en breves muertes!
¡Tanto aliento rebelde dando voz a la piedra!
¡Tantas albas de música iluminando mundos!
¡Tanto poema el Hombre alzando a las estrellas!
¡Bolívar!
 
Y nada ya en la noche; sólo el mar del ocaso.
La tempestad de llamas al cabo se serena.
Sobre el tumulto homérico, las nieves del silencio.
Los siglos en un trémolo de enorme sinfonía.
Sólo el plegarse agónico del ala gigantesca.
El cielo como inmensa sombra del Universo,
y el ojo del Destino, como un sol que se apaga.
 
¡Oh héroe! ¡oh Quijote! ¡Oh poeta! ¡Oh Bolívar!
¡Oh hermano!
¡Oh, gigante rebelde caído de lo alto!
¡Llama inmortal del éter en agonía humana!
¡Padre-apóstol de América!
 
¡Sólo la voz de Dios crea un mundo en el viento!
¡Sólo la mano eterna cosecha sobre el agua!
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