En tus gentiles llantos me abraz(s)aba,
un diluvio en mi corazón cesaba,
las incógnitas del mar de las preguntas inevitables empezaban,
mientras llorabas sórdidamente yo,
te acompañaba en tu desgracia;
aunque no pasaba lo mismo que usted,
podía compartir el mismo sentimiento,
tan grotesco y miserable,
podía sentir su misma tristeza,
como si lo hubiera vivido.
Al fin y al cabo todo acababa,
cerrando en si una nueva página de lamentos.