Murano ya mi mente, hoja delgada
de pensamiento y sangre, vena a vena
salpica en ritmo, mística, serena
su lírica pasión cristalizada.
De cada golpe en plenitud alzada
que el yunque en el espacio desenfrena
desdoblará cada ola su cadena
y el árbol-dios cielizará su espada.
Roja de triunfo el hacha del espanto
luceros echará campana abajo.
Todo ángel blandirá filo de canto
y sólo tú, delgada, tajo a tajo,
salomarás la plenitud del llanto
con resonancia y tumbos de badajo.