Abba.
Separada de vos nada sería igual.
“Sin vos nada sería igual” cuántas veces nos emborrachamos en esa frase de película.
Sin vos nada sería igual, claro que no.
El mejor legado que me dejó mamá, Abba. Si este desierto sería sin tus pisadas por delante yo estaría perdida aún con una brújula en mis manos.
Si me perdía en ese bar aquella noche y tú mano no me sostenía yo seguiría gritando un dolor ajeno.
Si las miradas poco pasivas me miraban con despecho una vez más y vos no estabas con tu ternura innata yo estaría destruida.
Si me perdía perdiendo a mamá en el mundo, en los vicios, en la codicia, hoy no me amaría, por qué no te amaría, aunque vos si me amarías, que locura no?
Que precio tan grande el de esa cruz, en un madero diste la vida por mi y yo sería capaz de no amarte?
No me malinterpretes, no es una deuda, no es amor por amo, porque derramas amor sobre sangre y sobre traición.
Y yo tan mortal de carne y hueso, dando un paso y fallando en cien, y vos me amas.
Por supuesto que nada tendría sentido sin vos, porque sin vos yo no estaría acá escribiendo poemas, con paz en mi alma y mucha certeza.
Estoy segura que mis pies siguen la ruta correcta.
Si se presenta duda, vos estás.
Si me caigo, vos estás.
Si me hieren, vos estás.
Si me hiero, vos estás.
Si estás, yo estoy, estamos, y aunque a veces me pongo de espalda me abrazas con tu amor.
Che, Abba. Que locura tu amor.
Nada de esto sin Mamá, sería igual, sin vos.
El mismo amor que Mamá te tuvo, me lo heredó.
La misma locura.
La misma insensatez.
La misma chispa.
Las mismas ganas de vivir.
De buscarte.
De seguirte.
Perdón por fallar. Una vez más.
Pero sin vos nada de este fallo sería igual.
Estaría sola y hundida.
Con más dudas que alegría.
Pero estás.
Estoy.
Estamos.
Abba.
Gracias Mamá por dejarme el legado de amar a Abba.
