De «De un marzo los días todos»
Las horas sin advertir mutaron, son más prófugas y audaces. Los convidados escasean, más irónicos e hipócritas, tiñen las paredes
—¿Qué vendes? —Poemas. —¿Cuánto valen? —No tienen precio.
No tengo dónde anidar el mundo es cada vez más plano.
la ley que aplica para
Nadie sabe para quién trabaja si su trabajo es escribir.
vivo de las palabras no
Si dijera que esto es un poema, lo… Pero si dijera que esto es un poem…
Que me lo quiten todo. Quiero que regrese la poesía.
lamento destruir sus castillos en… pero yo soy el hombre más rápido d… me lo imaginé ya a usted apuntándo… cuando todavía usted ni el disparo… y lamento destruir mis castillos e…
la alfabetización no clasifica par… ni el amor propio ni el respeto pr… pero sigan y descubran libremente… las ganancias de los ricos seguirá… y las pérdidas de los pobres que c…
La poesía es como los relojes: funcionan todos igual, pero diferente. Como el pan antes de serlo,
Hallo un manuscrito de mi juventud… Lo edito y lo publico. Suenan risas grabadas.
de mí cuelga una gota
Lo que perdura una vida, es un dilatado segundo. Vemos cuan inútil resulta invertir en contarlo, tocarlo, cuando estamos pisando
—¿Qué haces? —Intento arreglar algo que rompí —¿Juntaste los pedazos? —No. —Entonces aún no necesita arreglo.