De «Error binario del huevo de oro»
Oigo a los pájaros cantar, dejo de escribir el poema…
La veo acercarse, por mí. Sin traje de gala arrima, sin armas. De albo fulgoroso viste sus negras empresas. La veo cada noche, en mi cama,
El día de la madre, de mi madre, e… Ella me enseñó a ser lector, y a r…
despierto de un sueño extraño dentro de mi otro yo sembré a otro yo
La enemiga defunción te invita, pero no asistas a esa fiesta. Vete pronto a tu lejana villa, roe un árbol, dale una semilla.
el respeto al complejo ajeno
tuvieron que inventarse el día de… después de quebrar a medio mundo c… en todo lo que no necesitaban ni el día de ayer ni hoy ni nunca un viernes que fue casi tan negro…
Ya no intento convertir los poemas en pan. Intento multiplicarlos.
Por fin lo descubrí: el mundo es una ruleta rusa, y nosotros la bala.
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—¿Estudias o trabajas? —Soy escritor.
Soy poeta y no tengo remedio. Ni quiero tenerlo. Soy poeta, y es irremediable:
Resulto ser la bala. Irrumpo en la batalla, busco el corazón de la guerra. De camino, mato lo que soy, siembro nuevos miedos.
—¿Cómo se llama esto? —Mar. —¿Y para qué sirve? —Para irse.
Las horas sin advertir mutaron, son más prófugas y audaces. Los convidados escasean, más irónicos e hipócritas, tiñen las paredes