De «Un bicho cayendo con épica agonía»
No importa quiénes sean los comensales al otro lado del libro. La poesía no sabe dar de comer.
El secreto de este negocio es que siempre estamos leyendo.
Ya no intento convertir los poemas en pan. Intento multiplicarlos.
un diccionario lo define, es decir… «trasladarse desde el lugar en que… dicho esto, querido y desconocido… lo dejo en su íntima migración hac… mientras termina de leer estas pal…
—¿Me enseñas a escribir poesía? —Eso no se enseña. —¡Enséñame! —No la escribas. —Gracias.
—¿Qué vendes? —Poemas. —¿Cuánto valen? —No tienen precio.
La poesía es como los relojes: funcionan todos igual, pero diferente. Como el pan antes de serlo,
así como ustedes tienen afán
Soy un animal defectuoso: escribo y leo, pienso y actúo. Pero tengo un problema mayor: el animal preferido de dios es el…
Resulto ser la bala. Irrumpo en la batalla, busco el corazón de la guerra. De camino, mato lo que soy, siembro nuevos miedos.
señor pasajero, si su avión no se… se lo debe a santa bona de pisa aunque en los aeropuertos no se ha… y los que aterrizan regresen al at…
Soy poeta y no tengo remedio. Ni quiero tenerlo. Soy poeta, y es irremediable:
La poesía, esa pobreza. Se garabatea durante mil años y se… o en menos, en un segundo, sin lee… se lee en un segundo y no se adivi… La poesía, esa mezquindad.
Uno de los dragones me chamusca la… el otro, simétrico, sabe quién est… llega hasta sus aposentos y se arr… Un dragón, huraño, me renunció mal… impiedoso en la lucha con los caba…
Todo verso nace porque sí. De sí.