Absorta permanece
en la única ventana
a la luz de una vela
sin comprender a Newton
sin el mínimo interés por Newton
sino por la caída en tierra
y el sonido ordinario
del agua extraordinaria.
A pesar de haber atravesado
penosas experiencias –esterilización,
visita de ladrones, la comida
hirviente que le echas poco antes
de salir retrasado hacia el trabajo–
albergas pocas dudas:
ella forma parte de la parte
de la población del universo
que está sinceramente
en paz con Dios.