Veinticuatro de abril
soy nada
Ya te puedes ir, con tus silencios.
con tus culpas y tus avisos verdes.
No tienes que regresar, no me debes nada.
Tu esencia de mis sueños no se escapará,
no porque yo quiera, ella firmó su sentencia.
Después de todo, el frío se siente igual
y el calor de otros cada vez pesa menos.
También el egoísmo se hace grande
ahora que no estás.
Me extraño más a mí que a vos,
tus hoyuelos incesables
y tu mirada de cómplice leal.
Lo pienso y no te extraño,
me extraño a mí viéndote.
He caminado por tus palabras tantas veces
y no logro entender en qué parte me perdí.
Te convertiste en el mito que todos me escuchan decir.
Y no saco el punto final de la gaveta
porque la esperanza me ata las manos.
O tal vez es la idiotez
No lo sé
Estoy ciega.
