Amor por reconocer, éxtasis de anciano Apolo, quien reclama por antojo su entero desvanecer. Acallaste a sus amores.
El recuerdo de una botella, de calma tibia en alcohol, se arroja entre las querellas. Cicatriz labrada en familia, por niñas llorando a un cabrón
Pido disculpas, he errado: En la poesía he sustraído un azúcar amarrado a un lenguaje distinguido. Más en la prosa me distraigo.
Cuando la guerra estalle Y la tierra colapse Caerán bombas en tu casa. Acuérdate entonces de tu nación Tras las putas fronteras
Se me ha antojado el panecillo, se me antoja... ese churrusquillo, de toma, pan y moja. Se me ha antojado
—¡Eres artificial!— me digo mientras busco en lo casual, en lo orgánico, sentirme más capaz
Quien escribe no ha ganado batalla… ni aplausos, ni lisonjas, ni diner… no importa cuán fruto de tu esfuer… hayas extirpado en vano cada mañan… ni cuántas canas manchan tus cabel…
Un corazón de impura sangre virgen se apresa en los vasos de la marqu… En el vino se confunde. Es regalo del disfrute del joven pintor que en rojo embel…
Hoy te he vuelto a ver tras tres o… hoy tras tres intentos tuve suerte… hoy te tuve, a ti, que vagas tras las urbes. Al cielo imploro ser fuerte
¿Quién es la mascota que camina ante el ocaso? ¿Cuáles son las fobias que se ahorran el silbato? Esta es la correa
La sonrisa de olivares, vil traviesa de penurias acecha tras sus zarzales en ahogares de lujuria, ¡Ingrata sea su sierpe, Dña. Oliv…
Nos acercábamos al bosque, ese lugar donde niños y mascotas corretean al son del baile en la mascarada. Yo y esa niña mora,
Si te escribo es por inercia, por su ausencia, por aquella impotencia propia de la existencia de una conciencia
Si muero, no me importa, tú sonríe, con esos ojos, con ese brillo, ríeme al oído para poder escuchar
Fría y rosa la gula infante, y sabrosa, en la savia rebosante de su fresa lujuriosa. Ese pie de fresa esconde