Cargando...

Las veces otras y los otros

Es de tarde, y no me he atrevido a llamar
mantengo esta sensación extraña
de quererte tanto, de dolerme mucho
desde que nos despedimos, un vacío se ha abierto camino en mi pecho
Te quiero sórdidamente, con uñas, con dientes
pero estás del otro lado
del otro lado donde un abismo congela nuestras voces
te quiero tanto que del puro quererte
que del puro anhelar tu presencia
anhelar
tu mano en las tardes
tus ojos alumbrados por los rayos del sol desvaneciéndose
el tiempo que no pasa porque no te irás
porque te quedas
porque el afán no existe
y porque no habrá un después de mi o de ti amor mío
porque el futuro no estará claro
porque no será más cercana la pérdida que el conservarnos
que el querernos y conservarnos
sin que el miedo me agobie y me cierre la garganta
y te vayas y quieras a otra y no te vayas y te olvides de mi repentinamente como una tarea sin hacer de la que ya nunca nos preocuparemos,
sin una inmensa tijera que viniera a cortarnos en pedazos
a esparcirnos sobre una niebla de retazos,
de miles de retazos que quizá sean otros
otros labios
otros brazos
otros cuerpos cálidos que nos conforten como si fuera posible que pudiéramos olvidarnos
y un día en efecto nos olvidemos
me duele el amar con la cabeza y no dejar de crear historias
y no dejar de
otra vez te vas.

Preferido o celebrado por...
Otras obras de Lillianne Rovier...



Top