Cargando...

Adelaida

Adela, Adelita, adorada mía ¡cómo has crecido!
el mundo aparenta ser tan pequeño ahora,
ahora que tus manos por fin han alcanzado mi puerta
 
Adelaida, ¡qué dulzura en tus ojos grises!
¡qué encanto de manos cálidas!
¡qué alegría de rizos atrevidos!
 
Nuestra dorada tarde,
tu hombro, rozando el mío
verte, bajo el cielo rojizo
 
Adelaida, la calle por la que te alejas
es la ruina en la que he caído
                        el mundo es ahora grande y solitario,
 
¡Ahora que Adelaida ya no está conmigo!
Preferido o celebrado por...
Otras obras de Lillianne Rovier...



Top