La energía oscura y su expansión, sin compasión, acelera su ritmo, su aceleración a constante métrica, armonía de discordia, el más profundo de los equilibrios, no hay nada más corrupto que la luz y nada más puro que las tinieblas, ascendiendo hasta los más recónditos confines de su propio ser, con velocidad lumínica, hacia su propio futuro, el universo, las galaxias están unidas, complementadas, por esa fuerza gravitatoria y luego..., esa otra fuerza de repulsión, multiplicativo a más constelaciones, verías la conjunción de todas las partes inigualables...

La guerra descomunal que permite los espacios de paz, esta batalla, esta lucha tal como el amor que se busca en las sombras al apagar las luces, entre estos dos y su conclusión, determina como acaban las mañanas, los atardeceres y las noches, si el amor de estos se aleja demasiado, si al final se estira esa conexión, esa elasticidad se podría perder y tal conquista acelerada del ritmo cardíaco iría desacelerando, sin embargo, su grandeza seguiría manteniéndose, creciendo y creciendo, la separación seria inevitable, ese alejamiento que daría paso y pie a que los soles, lunas y planetas se movieran lejos los unos de los otros como ermitaños, flotando en la vastedad de la mente solipsista, la luz de los ermitaños seria roja y esa “gasolina” que emana de ellos seria suficiente solo para aquellos astros, grados bajo cero, un invierno eterno y la lobreguez más amplia y macabra, que se expande aún convirtiendo su materia en radiación, intacta, la entropía, para que así obtenga su uniformidad máxima, la congelación se acercaría, si este fuera el caso para la providencia..., seria la muerte eterna, así bien, esta térmica es... ¿una muerte temporal o definitiva del cosmos?, a menos que la tunelización cuántica quiera revivirle.

En cambio, si ese amor se disipa por completo y se rompe, esa fina y delgada atracción, la rapidez de su expansionismo imperial apresuraría el ritmo cardíaco y superaría las dichosas fuerzas, más allá de esa contemplativa revelación de una manzana de newton, lo nuclear, la velocidad de la luz y la electromagnética, lo que conserva y sostiene los núcleos de los átomos, entonces la desgarración y devoración de los mundos comenzaría, galaxias, soles y planetas, estos sistemas, la materia que conforma las cosas, se transformaría, evaporaría, desmantelaría o disolvería en diminutas cantidades o a sus componentes, básicamente, se destruirían, incluso átomos y partículas subatómicas, cuando incluso los agujeros negros mueren, donde nada puede tocarse, así, el ahora intemporal universo, conocería allí, en tal situación, el gran descanso de todos los mundos.

Ahora bien, esa elasticidad tiene otro posible caso, donde se detiene esta extensión por menos cantidad de esa “energía de oscuridad” por lo cual la máxima fuerza pasaría a ser otra, desarrollo y crecimiento de la creación por obra de un establecimiento gravitatorio que entonces revertiría los procesos del orbe mental, el caos y el orden, entonces, se precipitarían, se agruparía todo de una forma en un choque mortal, demasiado unidos al parecer, y la aumentación de la temperatura, en esta orgía sexual, lo compacto de una noche romántica en una habitación privada, y luego de ese orgasmo brutal, lo que conocemos, lo que llamamos existencia disminuiría de tamaño, y todo se comprimiría en esta claustrofóbica cárcel infernal, donde el báratro, cielo celestial es el averno, donde la fusión de lo microscópico y lo macro serian una sola o uno solo, subatómicas, átomos y partículas tendrían que compartir el mismo espacio a juro, por lo tanto, seria increíblemente denso y altamente abrasador, ardiente y muy caluroso, ese estado, este colapso titánico donde serian cocidos desde el exterior por la radiación latente, donde los núcleos atómicos son despedazados y los agujeros negros súper-masivos se atragantan y cuando todos esos abismos aspiradores se unan en una sola mega perforación supermasiva que contendría toda la materia existente, todo esto antes de lo que estaría cerca prontamente en términos relativos, similar y parecida a esa famosa explosión o implosión teórica del comienzo del universo, pero antes se depredaría todo el cosmos y así en un acto nihilista, a si mismo también..., ¿el comienzo es el final y viceversa? Así, la objetividad..., se presume, podría expandirse como contraerse de forma infinita dando así inicios y finales de su espacio, como un ciclo urobórico, una rebotante desaparición y aparición fantasmagórica que no deja rastro de su antiguo ser y que vuelve a presentar su renacer, una y otra vez, la matrioshka fractal, todo vuelve después de su desarrollo y desenlace a su punto inicial.

¡Ah!..., el amor no tiene limites y va hacia todas las direcciones, incluso a las más horrorificas y escalofriantes, la epitome de los precipicios, la hecatombe de lo indefinible, el abismo indescifrable de una luz danzante, la flama negra que quema cobijando en su incendio todos los sueños, la hoguera de la realidad, las estrellas muertas ya, la verdadera obra y polimerizacion natural de los crueles ángeles y los honestos demonios, en aquella calma sádica, ahora y por siempre, viajan y se hospedan con su asesina piedad en cada diminuta sociedad, ofreciéndome mis espectros y alzándome con adoración en cada abstracción, en cada viaje y cada vuelo, toda palabra que pueda engendrar la sustantividad, dándome cada día la libertad... a mi, yo, su alteza real.

¡Ja!¡Ja!¡Ja!¡Ja!¡Ja!¡Ja!¡Ja!¡Ja!¡Ja!¡Ja!.