Llegaste como un recuerdo al final de la tarde
como el deseo de abrir los brazos frente a los paisajes marinos
Con tus ojos de niña inquieta y tus manos indecisas
llegaste a poblar de flores y besos toda mi casa
Acá donde estuviste he alimentado un sueño
y he dirigido mi corazón hacia el lugar de la partida
De mis labios a tus labios solo hay silencio
pero en nuestros pechos algo se agita sin descanso
Cristina
un día nos miraremos sin temor al misterio de la noche
juntaremos nuestros manos para iniciar el viaje del amor
mientras tanto te dejo este poema y mi ternura
como un niño que ofrece un regalo a la luna