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Soneto del origen

 
 
 
Antes, mucho antes,  que las piedras mudas
cubrieran el cuerpo  muerto de un amado,
antes que la tierra   fuera un mar ausente,
antes que el viento  fuera un mar de aire,
 
antes que una hebra  de fuego cayera
en el doloroso   frío de las aguas,
antes que el silencio  reinara en el cosmos
y la luz primera  naciera en secreto,
 
ya éramos nosotros  los únicos dueños
de este amor sin tiempo,  que nos esperaba
en el borde astral   de un mundo soñado.
 
Fuimos el origen  del principio mismo;
nuestro primer beso  ¡Oh gran estallido!
concedió la forma  real de la materia.
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