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“GUERRA AL POETA DE AMÉRICA” EL GRITO IRRACIONAL DE UNA TURBA ENARDECIDA

Desde hace un tiempo se ha notado en las redes sociales y otros medios de comunicación un boicot organizado por algunos siniestros intereses “que parecían invencibles” contra la memoria del Poeta más importante del siglo XX, Pablo Neruda. Burdas tácticas que fueron encendidas como mecha dirigida hacia el polvorín de la maledicencia pública siempre dispuesta a detonar la conflagración de la calumnia y la posterior metralla de los denuestos iracundos. Rebaños desbandados de borreguitos han diseminado con innobles intenciones las heces del embuste que por ahora cunde por las calles del ciberespacio disfrazada de “postura intelectual”.
“¡Pablo Neruda tuvo una hija con hidrocefalia y la abandonó!”... “Ese poeta rojillo que se hacía llamar Neruda, ¡violó a una jovencita y tuvo el descaro de contarlo en sus memorias ‘Confieso que he vivido’!”... “El autor del ‘Canto general’ vivía como un príncipe sibarita mientras se daba sus aires de poeta del pueblo; además era un mujeriego sin moral”... Y de esta retahíla de infundios, el peor de todos: “Pablo Neruda es el autor del “poema” titulado “No culpes a nadie”.
Sobre los primeros enredos no hemos de desperdiciar mucha tinta, sería cuestión de investigar el férreo empeño de María Antonieta Aguenaar, primera esposa del Poeta, en apartar a Malva Marina de su padre. El asunto del estupro contra una empleada de la embajada de Chile en Ranggon, es producto de una lectura defectuosa de las memorias del Neruda, algún lector despistado no supo interpretar una metáfora, se lo contó a otro y este a su vez a otro más y el malentendido se fue esparciendo como un vulgar chisme. No es requisito indispensable vivir como asceta para luchar de manera comprometida por la justicia social, No había ninguna razón lógica que impidiera a Neruda tener su legendaria casa en Isla Negra o poseer un automóvil, porque ser comunista no es sinónimo de vivir como anacoreta. Pero su inclinación por los más exquisitos placeres le fue reprochada en su tiempo incluso por varios de sus correligionarios envidiosos.
El más ruin golpe a traición que han pretendido asestar contra la figura del gran Pablo Neruda ha sido culparlo de haber escrito el pseudo poema titulado “No culpes a nadie”. En tan abyecta labor se aprecia el tamaño del resentimiento de sus enemigos pero también lo obtuso de su mentalidad. El Poeta no escribía basura con intenciones de auto ayuda, cada verso salido de su pluma es inconfundible, tiene el poderío de las raíces, la abundancia frutal de los racimos y la diafanidad del agua que canta y corre. Se necesitaría ser muy cándido o del todo ajeno a la Literatura para creer que el mayor Poeta del siglo XX escribiera y publicara algo tan malo como esto: “Levántate y mira el sol por las mañanas y respira la luz del amanecer. Tú eres parte de la fuerza de tu vida, ahora despiértate, lucha, camina, decídete y triunfarás en la vida; nunca pienses en la suerte, porque la suerte es: el pretexto de los fracasados”. El estilo es paupérrimo, está plagado de lugares comunes, el lenguaje es desabrido y además tiene un pleonasmo. Que el amable lector compare esta cosa horrenda con los versos majestuosos de “Alturas de Macchu Picchu”, sólo por poner un ejemplo. No se puede comparar un guijarro con una cordillera interminable que dialoga con la bóveda celeste.
Pero seamos indulgentes con los detractores del inmortal Bardo de Temuco, en reconocimiento a su necedad e ineficacia les daremos un regalo para que se puedan seguir ensañando con su señera memoria: Su poema titulado “Farewell” que escribió a los dieciséis años ¡Es autobiográfico!... ¡Horror al crimen! Ya tienen material para regodearse en la inmundicia de su envidia ¡Miserables!... Pronto veremos el efecto de esta revelación y nos causará hilaridad.
Pablo Neruda, el autor del libro de poemas más leído de todos los tiempos no necesita de abogados, la total magnificencia de su Poesía habla por sí misma y además, él siempre supo defenderse, en vida y ahora en la posteridad. Basten para demostrarlo unos versos contundentes de su “Testamento de otoño”:
“... En fin, podemos existir
aunque no acepten nuestras vidas
unos cuantos hijos de puta”.

Sabias, justas y poderosas palabras de un rapsoda universal.

Desde la clandestinidad, en los territorios inaccesibles de Valle de Chalco. Febrero del 2020.

#Pablo Neruda

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