DE LO EFÍMERO, LO FRÁGIL Y LO INTRASCENDENTE
Sentirte como el girasol cuando avanza la noche,
que se reclina sumiso, encorvando su espalda,
vivir la rápida desnudez de la amapola,
abandonada por su corola en un atardecer,
asistir al triste momento en que la margarita
se despide de sus pétalos por culpa de un “me quiere, no me quiere”,
ascender en una columna de humo hasta el infinito cielo
para comprobar cómo de repente, ya no eres nada;
derretirte como un trozo de hielo mirando al sol,
impotente, vencido en la batalla;
deshacerte como un terrón de azúcar,
abducido por el aroma de un café recién hecho;
evaporarte como un celaje,
a fuerza de hacerte cada vez más tenue;
desvanecerte como una sombra,
cuando coincide con otras vagas sombras;
diluirte, como se diluye el arco iris en un cielo
del que ya se ausentan los negros nubarrones...
Cuando la levedad del tiempo te quiebre el pensamiento
recuerda el momento en que el girasol se encaró con una estrella,
o el maravilloso paisaje de amapolas, por un día,
y el deseo que provocó la margarita en los amantes.
Aprende del humo, que fue señal en la lejanía,
o del hielo que refrescó la larga tarde del estío,
de lo dulce que hizo del café un azucarillo,
y de la lluvia que regó la vida cuando dejaba de ser nube,
la sombra que anunció una realidad cercana,
el instante hermoso de un cielo de colores.
Nada es frágil, nada es efímero, nada es intrascendente.
Si acaso, una tormenta perfecta, la gran guerra de los mundos,
un ocaso sin sol y sin horizonte, no sobrevivir a la última abeja,
el fin del mundo.
De VER S.O.S. (2019)
Piaciuto o affrontato da...
