Antonella Magliocco

Lamentos de una vida, mi vida

Soy la mancha de un café derramado,
el murmullo de un tren que nunca para,
un suspiro atrapado en el viento
que se olvida antes de ser algo.
¿Quién soy? ¿Soy esta piel o el eco de lo que no pude ser?
Me tragué mis propias palabras,
y ahora escupo silencios,
silencio que no hace eco
porque ya no hay nadie para oír.
 
La vida me empuja, me suelta,
y yo me cuelgo de su cuello
como una sombra sin cuerpo.
Camino por calles que tienen nombres
pero no las escucho.
Veo la gente y me dan ganas de gritarles,
pero me atraganto con mis propios pensamientos.
¿De qué sirve gritarle al aire?
Si el aire solo sabe robar palabras
y las deja flotando,
como fantasmas que se olvidan de sí mismos.
 
Mis manos ya no saben escribir,
se me rompió la tinta
y el papel se lo tragó todo,
como el mar se traga los barcos
sin pedir permiso.
¿Es esto vivir?
No sé si estoy dentro o fuera
de una película mal hecha,
donde todos los diálogos son gritos
y el guion es solo un desastre de papel.
 
Soy un gato sin dueño,
un árbol que no da sombra,
una risa que se ahoga en un vaso de whisky.
Me miro al espejo y no me reconozco,
es como ver una película en la que nunca me dijeron
el final.
Me caigo, me levanto,
pero siempre caigo,
y sigo cayendo,
y caigo,
y sigo.
 
La vida, esa loca bailarina,
me mueve y me arrastra,
pero no me deja bailar.
Es una fiesta sin música,
y yo, el invitado que nunca fue invitado.
Todo es un giro extraño,
y yo soy el único que no entiende el paso.
 
Y al final del día,
me pregunto si esto es vivir
o si solo es una película de terror
que nunca termina.

Otras obras de Antonella Magliocco...



Arriba