#Mujeres #Peruanos #SigloXX
El amor es como la música, me devuelve con las manos vacías, con el tiempo que se enciende de g… fuera del paraíso. Conozco una isla,
II Estréchame las manos, la única luz que nos queda, no me dejes olvidada en la cima de una ola.
Perdidos en la niebla el colibrí y su amante. Dos piedras lanzadas por el deseo se encuentran en el aire. La retama está viva,
Nadie nos dice cómo voltear la cara contra la pared y morirnos sencillamente así como lo hicieron el gato
Aquella torturada nube parecía tan… ambulando, desgarrando, chocando con masas de ángeles. Cóncava,
VII Toda la palidez inexplicable es el… Travesía de muralla a muralla, el abismo es el párpado, allí naufraga el mundo
Tal vez en primavera. Deja que pase esta sucia estación… hipócritas. Hazte fuerte. Guarda miga sobre m… de toda la corrupción y el dolor.
¿Cómo fue ayer aquí? Sólo hemos alcanzado estos restos, el vaso que ilumina con su lejano… el pájaro herido en el esmalte al… Llegamos con la puntual indiferenc…
Junto al pozo llegué, mi ojo pequeño y triste se hizo hondo, interior. Estuve junto a mí, llena de mí, ascendente y profunda…
inmóvil devora luz se abre obscenamente roja es la detestable perfección de lo efímero infesta la poesía
el deseo es un lugar que se abando… la verdad desaparece con la luz corre-ve-y-dile es tan aguda la voz del deseo que es imposible oírla
más allá del dolor y del placer la… inescrutable balbuceando su lenguaje de sombras… colores la carne convertida en paisaje
Es fría la luz de la memoria lo apenas entrevisto brilla con insistencia gira buscando el casco de botella o el charco de lluvia
Deseos, piedras, cielo a jirones, ni un ave. Estoy huyendo. Una nueva montaña, un río joven, sin ira.