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Límites

Por Roberto García Pinto

Innumerables deben ser en las literaturas clásicas y modernas —y en el acervo universal del sentir humano— los poemas que tratan de la despedida, del adiós a los bienes del mundo, a la mujer, o a la tierra que se quiere, o a la vida misma. Puesto que  todos sentimos un día lejano, o próximo, la perspectiva del trance inevitable. Unas estrofas de Jorge Luis Borges nos sumergen de golpe y de modo inesperado en el resobado y viejo asunto. Titúlanse “Límites” y su lectura es imposible que no haya sido apreciada como un hallazgo excepcional. Es de esos poemas que pueden leerse y releerse muchas veces porque cada vez nos parecen más profundos, más entrañables, más musicales. Sus versos se incorporan a nuestro vivir futuro, como que descubren un hondo matiz, un estremecimiento nuevo, al hecho común y evidente de que nuestra vida puede concluir en cualquier momento ulterior, pero que “indiferentes y sin adivinarlo” pasamos ante los seres y las cosas.

Si para todo hay término y hay tasa
y última vez y nunca más y olvido
¿Quién nos dirá de quién, en esta casa,
sin saberlo, nos hemos despedido?

Nos despierta a la realidad dramática de que la existencia es una permanente despedida, un adiós posible de todos los momentos. Introducen la muerte en lo cotidiano y nos alertan de su ronda inagotable de un modo que tiene algún parentesco con las antiguas danzas medievales.  Dialogan con el lector de libros entre los cuales “alguno habrá que no leeremos nunca” y le advierten:

Para siempre cerraste alguna puerta
y hay un espejo que te aguarda en vano;

Por lo tanto, que las cosas se extrañarán de nuestra ausencia, sorprendidas quizá de no volver a vernos. El poeta invierte la percepción del tiempo, proponiéndonos el futuro como un pretérito en el cual ya no estamos. Vivir es mirar hacia adelante, caminar con el tiempo y con las cosas que nos acompañan. Si morimos nos quedamos adheridos a una fecha, atrapados en el nunca más. Las entrelíneas de estos versos están llenas de sustancia metafísica y su comentario podría ser casi interminable.

Shelley anotó que las metáforas descubren las relaciones inadvertidas entre las cosas. En ello consiste sin duda la letra o el destino primordial de toda poesía auténtica. Más difícil es descubrir las relaciones inadvertidas entre las distintas y complejas emociones de la vida y de la muerte. De ello resultaría que hay una invención poética superior que trasciende a las metáforas.

Acaso toda una existencia de escritor desemboca, a través de ensayos disímiles, en un solo poema —siguiendo de lejos aquella irónica postulación de Mallarmé que señalaba como fin de la historia universal la ejecución del verso más perfecto, o del poema último y definitivo, que expresaría la totalidad del destino humano. El distraído lector queda sorprendido porque se le revela un mundo oculto. Minero de profundidades el poeta cortó la veta sumergida en lo más hondo, el oro de la verdad —como dice un viejo verso del romancero del Cid.

Referencias

Roberto García Pinto - Expliquémonos a Borges como poeta. Pag. 237 - 240



Por Ramón Moreno Rodríguez

Análisis retórico

Poema formado por diez estrofas, de cuartetos endecasílabos, de rima consonante, y alternada: ABAB.

La primera estrofa tiene hipérbole-prosopopeya cuando dice: "ahondan el poniente"; dos hipérbaton: "una" y "ya por última vez". Concluye, la estrofa, con un encabalgamiento con la segunda en las palabras: "sometido a Quien prefija omnipotentes normas". Quien es una alegoría de los límites humanos: la muerte, o acaso Dios.

"Omnipotentes normas" es también una hipérbole. Esta segunda estrofa tiene polisíndeton en los versos dos, tres y cuatro en las conjunciones "y". Hay una enumeración que significa "la vida" formada por tres elementos: "sombras", "sueños", "formas". Las contradicciones de la vida son señaladas con un quiasmo o retruécano cuando dice: "destejen " y "tejen". En el segundo verso se da una simetría entre: "y una secreta" y "rígida medida". En el siguiente se repite la simetría, pero en este caso es triple: "sombras", "sueños" "formas". En el último se da una nueva simetría entre. "destejen" y "tejen".

La tercera estrofa inicia con dos polisíndeton encadenados: "hay" e "y". Una segunda enumeración se presenta como antítesis de la anterior, pues significa la muerte: "término", "tasa", "ultima vez", "nunca más", "olvido". "En esta casa" es hipérbaton de "nos hemos despedido" y, a su vez, "sin saberlo" lo es de la primera frase. Se forma una antanaclasis con los dos quien: uno es el informante, el otro, el difunto. En el segundo verso de esta estrofa se da una simetría triple entre: "última vez", "nunca más", "olvido".

En la cuarta estrofa "la noche cesa" es hipérbaton de "tras el cristal ya gris". también es una lítote metafórica, pues significa: amanece; dice con ello, lo menos por lo más. y también es el primer elemento, causa, para la formación de cuatro metonimiaspor efecto: "cristal gris","mesa vaga", "sombra trunca", "sombra dilatada". Además, los dos adjetivos de sombra ("trunca", "dilatada") son en sí mismos antitéticos. Finalmente, se hace un campo semántico común a la alusión de la ceguera del autor, que posteriormente se volverá a aludir: "sombra trunca", mesa vaga", "libro no leído"; todos estos son formas de la ceguera, es decir, de los límites de Borges.

En la quinta estrofa se presenta una segunda alegoría (antonomásica): el Sur, que es, también sinécdoque generalizante: el Sur es "el sur de la ciudad". A su vez, se  encadena ésta con una segunda sinécdoque, en este caso particularizante: "Portón gastado" es la casa toda. Unido a portón se da una elipsis de verbo: "portón gastado con sus jarrones  (labrados) de mampostería y tunas". La última figura de esta estrofa es un símil entre portón y litografía.

La sexta estrofa inicia con un hipérbaton: "Para siempre". También hay una prosopopeya en la expresión "un espejo que te aguarda". "La encrucijada te parece abierta" forma un pleonasmo puesto que todas las encrucijadas están inevitablemente abiertas, pero desemboca en una paradoja puesto que, "parece abierta", y en realidad permanece cerrada, ya que es imposible "viajar" al pasado, aunque lo puedas recordar. En consecuencia Jano es la alegoría de lo no posible: no permite que entremos al camino del pasado. Concluye la estrofa con un neologismo: "cuadrifronte".

Esta estrofa se inicia con una sinécdoque generalizante: "memoria", pues quiere decir recuerdo. Después viene una sinécdoque generalizante: pues "perdido" es más amplio que olvido, que es lo que quiere decir. "Sol" y "luna" están calificados por respectivos adjetivos paradójicos, que simbolizan, en la contradicción, lo irrecuperable de aquel tiempo donde todo es al revés, por ser el no-ser. En este verso final se da una simetría entre "ni el blanco sol" y "ni la amarilla luna". Finalmente "sol" es metonimia de causa por efecto, pues quiere decir día.  "Luna" lo es también, y sólo es deducible por la simetría establecida con "sol" puesto que la luna no es causa para que exista la noche, y sí lo es el sol. Se puede agregar en último término dos cosas: "fuente" es metáfora del tiempo pasado y "sol" y "luna", juntos, también son prosopopeya.

En la estrofa número ocho se da la elipsis del verbo ser: "no volverá tu voz a (ser) lo que el persa dijo; "aves" y "rosas" son metáfora en presencia de "lengua". "Cosas" es un hipérbaton, que iría después de "decir"; "lago" es una sinécdoque generalizante pues dice todos los lagos y sólo quiere decir el lago de Ginebra, por esta misma causa también es una antonomasia. Otro tanto se puede decir de "persa", pues se refiere al poeta Omar Khayyam. "Ayer" y "hoy" se presentan como antítesis. "Inclino" es una metonimia de lo concreto por lo abstracto (recordar —> abstracto; inclinar —> concreto). Aféresis de "latino", por latinos. Se da una metonimia de lo concreto por lo abstracto cuando dice "Ródano" y "lago" y quiere decir el ayer. "Fuego" es una sinécdoque particularizante pues significa guerra. "Borró" significa destruyó, por lo tanto es una lítote.

En la estrofa final se encuentra en primer término una metonimia del efecto por la causa al decir "alba" y querer decir al amanecer. A pesar de que Borges es muy usual, no deja de ser muy argentino cuando habla de "multitudes que lo han querido", por lo tanto hablaríamos de una hipérbole. "Querido" y "olvidado" son participios antitéticos. La reiteración de tres "y" nos evidencia que estamos ante un polisíndeton. Se animizan "espacio y tiempo y Borges" por lo tanto son una prosopopeya. Pero, en particular "Borges", a parte de ser prosopopeya también es una paradoja, pues Borges deja a Borges. Finalmente, "espacio y tiempo y Borges" son una enumeración que significa la vida, el último límite que le queda a la voz poética; es decir, a Borges.

Referencias

Ramón Moreno Rodríguez – ramonmr.webcindario.com /EnsayosBreves/ BorgesRetorica/Primera.html

* Cuadrifonte Jano: En la antigua mitología romana, Jano es el dios de los comienzos, las transiciones, las puertas y el tiempo. Usualmente se representa con dos caras, una mirando al futuro y la otra al pasado. En este caso, Borges usa el término "cuadrifronte" (cuatro frentes) para describirnos un Jano con cuatro caras.

* Latino: Se refiere a los romanos en la toma y destrucción del imperio cartaginés.

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