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El Domador

Y mi domador se vuelve loco
con el número de la avispa, que muerde
en la herida abierta del chico
del trapecio,
cuantas existencias diferentes,
cuantos idilios iguales, y profundizo
buscando un submarino.
Ya no puedo diferenciar las mascotas
de los leones, de las garras de los osos,
y mi domador se vuelve loco.
Le he contado un secreto a las nubes,
pronto lo lloverán
y convirtiéndose en árbol
dará frutos amargos,
dará frutos dulces, según la boca
que me acompañe con balidos
de despeñadero en el cobertizo,
me muero de ganas de quemar el circo,
donde mi madre me echó al mundo,
y un risueño olor a chocolate
en la heladería, y un trineo roto,
y las macetas en las ventanas
me descuelgan por la parte trasera
donde están los urinarios,
hasta entonces no había caído en cuenta
de que tenía unas tremendas ganas de
orinar la puerta de mi vecino.
Puercos en cochineras, establos, madrigueras,
compartir una comida al aire libre,
y gemir igual que perras en celo
buscando macho.
El chico del trapecio tiene algo mío,
su dolor me pertenece, lo encontré
bajo el mar y escondiéndolo
en una petaca, ahora saco lo que me quitó,
y mi domador se vuelve loco,
y mi domador se vuelve loco,
y mi domador se vuelve loco, consumiendo
una triste bala.
Piaciuto o affrontato da...
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