El Poema #3
Capacitarse es cubrirse de ortigas
en lo desnudo de la profundidad,
es un vuelo carencial de remedios
contra la insatisfacción del espejismo,
todo poeta anclado en el orgullo de su obra
no merece el nombre, pues ningún apetito
puede sobresalir por encima del dominio
de lo mutable, la vergüenza con que se
cubre un poema es atrocidad si no se le
resuelve el enigma del impulso, del
testarudo caparazón impulsivo que piensa
circularmente en torno a el, derramar
la sangre de la incredulidad y abrir
un espacio al desafío ciego que lleva a
cualquier trabajo bien resuelto.
A manos llenas te llevas a la boca
tus desmanes, plantas figuras talladas donde
el cristal aborrece un escultor, que
suene esta canción otra vez, esta del
paraguas cerrado en la tormenta de cúspides,
voy al encuentro de todos los chatarreros
para conseguir un pedazo de gravosa
destartalación. El propósito no es encontrar,
es despedazarse, caerse para luego amontonar
un fuego inextinguible brillando todas
las auroras del amanecer, rabioso colmarse
de luz y hogueras cuando las heridas
no cicatrizan, se atraviesan caminos, se
cruzan puentes aún con los ojos bulliciosos
y donde estoy es un precipicio con
colchoneta arrugada, vete a los mercados y
compra algo de pan, lo necesitarás, no ese
cómodo el viaje al centro de la circunferencia,
pretender tomar un atajo te arruinaría,
quédate en tierra, solo ven si estás preparado.
El poema busca el anochecer difunto,
se pasea por la cadencia de una nota
solitaria, es, el picor de la selva, quien
quiera encontrarlo se deberá despojar
de su armadura y reir y llorar más aún,
desprovisto de cualidades pues el poema
no las busca, vallas electrificadas lo guardan,
asaltadlo los valientes en la intimidad
del mineral en la roca, arrancadlo, arrancadlo
con las uñas, con los dientes, con el sudor
que vomita la sangre, no es manifestarse
en tal o cual obra lo que conlleva expresión,
esta no es un nombre encabezando, es
un acento de ladrillo, es espina clavada,
profunda, el poeta ha de sacudir la vieja
alfombra y llevarse en ganancia un dolor
de tripa.
