#Guatemaltecos #Mujeres
El invierno comenzaba, apenas, a mostrar su cuerno —largo y temible— de unicornio ciego. Inquietante,
Con sus garras de ónix, puntual, ordeña la muerte cada uno de nuestros días, y los sorbe insaciable
Tengo miedo. Qué difícil contarte esta verdad, porque tú no sabes nada sobre su vestimenta leve, que se va deslizando
Bajo el ala de la noche que deja su huella imprecisa bajo la sombra del corazón repudiado
Qué difícil contarte esta verdad, porque tú no sabes nada sobre su vestimenta leve, que se va deslizando por los huesos
Me había sido tan ajena siempre, y hoy de pronto me descubre su color sencillo
A veces huyo por intrincados caminos construidos de palabras, que me llevan a los páramos de nadie.
Por recorrer tu piel a pedacitos olvidé la piel agrietada de la patria, dejé de andar por sus caminos, no llegué hasta sus aldeas,
A tu ancho cuerpo de jade y plata vuelvo, jinete de manos verdes y pleno cuerpo verde de fosforescencias nocturnas.
The cloisters Camino por los claustros —piedra y columnas— recordando al orgulloso unicornio que no quiso subir al Arca de Noé
Tras las ventanas que tamizan la luz del sol que muere aguardaba el amor de un joven fauno, su ternura despiadada,
Amo mi casa por sus cuatro viejos costados llena de voces y ruidos: casa de adobe y machihembre que se queja por la noche
Solo como Borges en el fondo de la rosa torturado por báculos de plata espejos laberintos
Me disuelvo en la magia giro en medio del fruto pulposo
Un desangrarse lento remontable hasta la más pérfida belleza hasta el misterio de la carne iner… un ciego encadenarse