#Españoles #Mujeres #SigloXIX #SigloXX Carolina Coronado
De niña, el riachuelo y las aves también me divertían, y cuantas por el suelo lindas flores se abrían, a mi regazo fáciles venían.
Adiós, el que caminas a hundirte en lo pasado: mis ojos con tristeza te ven desparecer; Tus días a mi vida,
¡Cuán grande, cuán hermosa es la lumbre del sol que abarca el… y cuán maravillosa es la estrella copiosa! ¡Cuán ancho es el espacio, cuán pr…
¿Dónde la amiga mía, en dónde está la hermosa compañera de tanta lozanía y tanta gallardía que daba envidia a la gentil palme…
¿Mi vida, Carolina, escribir quie… Deja por Dios tan peregrina idea que podrás sólo hacer que el mundo… en vez de lo que soy lo que tú ere… Digno de ti será lo que escribiere…
«No es ira, no es amor, no es del… inspiración febril, es más ardient… la llama que discurre por mi frent… y el alma absorbe, el corazón me i… »Yo amo la tempestad, amo el estru…
Siempre al tender mi vista por el… del ámbito campestre que me encier… he visto el horizonte lusitano lindando con los prados de mi tier… y he dibujado con mi propia mano
Entre el musgo de mi huerto germina una hermosa planta coronada de flor tanta que su tronco no se ve; muestra el capullo entreabierto
Error, mísero error, Lidia, si di… los hombres que son justos nos min… no hay leyes que sus yugos autoric… ¿Es justa esclavitud la que nos di… justo el olvido ingrato en que nos…
¡Salud, dulce golondrina, allá en el suelo africano bella, errante peregrina; salud, perenne vecina del ardoroso verano;
Buen joven, en hora aciaga fijasteis en mí los ojos, pues los fijasteis risueños y los apartáis llorosos. Mal os quieren los amores
¡Qué hermoso es Dios, qué hermosa… ¡Qué gallardo su andar, su voz qué… Rasgos los cielos son de su bellez… pasos los siglos de su marcha grav… la voz de la inmortal naturaleza
Cuando el alma primavera con sus joyas peregrinas engalana la pradera, los valles y las colinas; Y las hojas entreabriendo
Al fin hallo en tu calma si no el que ya perdí contento mío… si no entero del alma el noble señorío, blando reposo a mi penar tardío.
Y cuando ya no veas las playas españolas que tan tristes y solas van a quedar sin ti, cuando estés en la nave