Punto y aparte
Un salto al vacío,
en aquella profundidad de ambigüedad.
Dudas, sufrimiento y ansiedad.
Lánzame una soga,
me aliviará de tu mirada.
A tan solo unos milímetros
siento tu respiración jadear.
Tus manos dibujan en tu pelo
mi mismo miedo.
Toma carrerilla,
algo buena sucederá.
Solo nos quedará perdernos
para encontrar lo que unió.
Piedras del camino
estallando a nuestro paso.
Nos mantendremos fuertes
aunque encendamos todos los fuegos.
Apagaré este silencio
sin necesidad de derramar
más lágrimas en sangre.
Última parada.
Pasajeros al tren.
Tú no estás invitada.
Ahí, frente a esa primera mirada.
Sin dudas, sin remordimientos.
Ahora con la soga dibujada.
Un corte de respiración
acabó con todo ello.
Último deseo antes
de ese último adiós.
Vida en blanco y negro.
Diarios reventados
de hojas sin pintar.
Un alma deambulante
destrozada en el recuerdo
marcado a fuego en piel.
Pequeña Estrella reluciente
que brilla entre mis hojas.
Tanto miedo retenido
me obligará a triturar el papiro.
Ahí, vamos.
A por otra caída sin paracaídas.
¿La pena merecerá
haber sido destrozada?
Un puzle de miles de piezas
desparramadas en mi pecho.
Estrella brillante,
ayúdame a unirme.
Pasos de ciego,
nuevo camino.
Nuevas piedras estallando,
lágrimas en sangre
con muy distinto sentimiento.
Un impar en mi vida
fulminará al viejo par.
Aunque, al fin y al cabo,
números son y números serán.
Todo es empezar,
siendo imposible olvidar.
Formaré una nueva ciudad
sobre cimientos en ruinas.
Piedra a piedra,
cubriré aquel pasado
sin olvidar lo que fui.
Estrella, guíame en el camino.
Fortaleciendo las piedras que una,
construyendo juntos un nuevo camino.
Aún existen silencios,
retornan lágrimas en sangre.
Vacíos a los que caernos.
Pero, Estrella, me has hecho crecer.
Retornar de las cenizas.
Ascender de nuevo al cielo.
Volar entre mis sueños.
Existirán miles de estrellas en el firmamento,
pero siempre tú serás la Estrella.
Aunque se apague tu luz,
aquí están tus alas.
Te ayudaré a volar,
Coraza de mi fortaleza.
