Poesía del fin del mundo 1.1
La misión de la madurez
Son esas luces sin explicación
Es la multitud en pánico corriendo
Es mi cuerpo que totalmente petrificado
responde a los miedos de mi imaginación
Puedo oler un dulce perfume que me invita a soltarme
Pero los trucos de la muerte huelen a mujer
Vulnerable y débil soy yo ante ese ser
Aunque aún tengo la esperanza de conocerme y amarme.
No hay rostro tan hermoso adornado con ojos de cielo que me soborné a ser mejor
Por que soy único y mis temores yo los supero puesto por algo los acepte, la convicción del poeta que dicta que “todo lo transformaré”
Al amanecer las lágrimas nutrieron la tierra los gritos armonizaron un caótico desvanecer del cielo dilucidando a las tinieblas exhortando a las almas a congregarse en un nuevo mundo libre de imaginación donde las sombras buscan el corazón de aquellos que prefieren al miedo y se olvidaron de su Niño interior.
En otra época de obscurantismo
