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Cuento de mi doble

Es ese momento la chica de piel tan rosa estaba manchada por su propia sangre,
No había nadie que la ayudará. Es más. Habían muchas trampas para que cayera en lo más hondo, más de lo que estaba.
Su voz ya hacía ego. El pedir ayudaba ya no servía. Las marcas que tenía en su rostro la hacían recordar lo que fue, eso que nunca quiso ser.
La mañana siguiente era igual. Y la siguiente... y la siguiente.

Ya estaba tan destruida, ya no tenía alma ni alguien superior para clamar por su vida;
Estaba rota, su boca estaba llena de saliva, su cara llena de sangre... sangre que estaba pegada ya en su piel. Sus ojos llenos de lágrimas, sus manos con un pedazo de papel. No se veía que decía, la tinta estaba corrida, por el sudor de sus manos.
No podremos ayudarla porque se niega.

Mucho después, que la chica desapareciera
Volví a su habitación. Revise cada espacio, y no encontré nada, Hasta que... Debajo de su colchón, encontré lo siguiente, escrito en un pedazo de papel.
Tuve que hacer mucho esfuerzo para resolver que decía. Me fijé, y recordé que era el mismo papel que tenía la última vez que la vi.

#1¡SAL! Por favor, ¡Quiero vivir, no me escuchas!
#2No... es suficiente, ya estuviste por mucho tiempo. Fuiste mala, dañaste, rompiste.
¿Qué más quieres?
#1 No lo hice, ¿Por qué me culpas?
No quiero vivir en un rincón de ti.
#2Todo lo haces mal, es mi momento.

Quede aturdida
¿¡QUÉ ES ESTO!? me pregunté, mientras mis pies tomaron mi control y me arrojaron alfrente de un espejo.
Cerré mis ojos, pero lentamente los abrí.
Y vi a esa chica, me miraba, sonreía y me dijo.
#3 es nuestro turno.

Respondí
#3¿Nuestro turno para qué?
#2 para reinar en este cuerpo.

Siempre fui yo, nunca desaparecí.
Me apodere de lo mío con #2.
Si preguntan #1 se suicidó era débil, ya no nos servía.

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