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No da tanto miedo

Me he dado cuenta que no es tan peligroso el vodka mezclado con más licor que el de escuchar esa canción que te recuerde un momento junto a el. Una cuadra, un libro una palabra. Es un conjuro, un laberinto sin salida. Te sientes un conejillo de indias, un experimento de la vida para observar cuánto se puede soportar y aún así en primera persona, soporte la crueldad de un amor: enfermizo, esquizofrénico, irónico...
Conocí la muerte en vida, el ahogamiento, el dolor de pecho y la necesidad de querer acariciar de cerca el fondo de un lago.
Las lágrimas, el dolor de rodillas y demás.
Abandoné mi dignidad, y desconocí eso del amor propio. Archive en revisar después. Después de la tormenta no llegaste, ni la calma... después de ti, hubo realismo que abandoné por mucho tiempo, mi valor que derrame como se derrama el chocolate cuando Hervé y yo herví con el, de todas las formas que se puedan imaginar.
No hubo calma, no hubo sol ni alegrías por doquier, hubo aprendizaje y el saber soltar ese nombre que se guarda debajo del brazo, que se creyó que era para siempre y se perdió en la primera línea de una hoja de mi diario ese que mil páginas lo dejan escondido.

Otras obras de Diriam Patino Rivera...



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