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Relato corto

La amiga

Cuando me lo dijeron me quedé paralizada. ¡no podía creerlo! ¿cómo era posible? Había
estado con ella hacía apenas unas horas.
Me senté, lloré, pataleé y grité. Me dieron un valium. Me tranquilicé y con la misma ropa, cogí la moto y me fui al pueblo.
Miré al coche fúnebre mientras la gente lo rodeaba. Entré en casa de mi familia y me topé con una extraña.
Me miró: ¿eres su hija?
Sí ¿qué pasa?
Necesito que reconozcas el cuerpo, no podía ser... me negué.
No y no, no podía. Tienes que hacerlo, pero ¿y la madre?
No la localizamos. Respiré hondo.
Entré despacio y vi un pie desnudo, otro con una zapatilla. Un pequeño lazo rodeaba su menudo cuello. El pelo estaba colocado encima del pecho. La miré y dije su nombre. Al salir me senté en la acera.
Lo siguiente que recuerdo, fueron los gritos de la madre, del novio y un puñado de tranquilizantes que me dio el forense para el novio destrozado.
El entierro fue terrible, tenebroso, siniestro.
Llovía a cantaros. Rayos y truenos nos iluminaban. La enterraron en tierra. Empezaron los enterradores a cavar y en ese instante se apagaron las luces. El ruido tétrico acompañaba a los sepultureros. Los truenos unidos a la lluvia hacía un escenario terrorífico. El dolor adherido al miedo y al pavor de esa noche trágica.
Cogieron el ataúd con cuerdas, lo bajaron lentamente. Junto a la melodía lóbrega de la cuerda me entraron ganas de llorar.

(2015)

#RelatoCorto

Piaciuto o affrontato da...
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