poesía japonesa
Aquel beso etéreo en el arrebol me despertó la memoria de tu piel en mí. Nos dijimos amor
Luna de sangre envuelve mi alma en ti sé mi amante nocturna. Soy tu astro oscuro besa con tu fulgor
Conmigo, no te equivoques, no creas que me tienes en la palma de la mano. Que tu mano no me sirve ni para acariciar mi boca
El lirio blanco aromando el camino. Cerca mí casa. En la ventana las orquídeas blancas.
El tren me trae, la soledad dorada, hilando mí alma. Aquel otoño bordé en aquel pañuelo,
Suerte fue conocerte, buscaba amor de verdad, enlazar mi mano con otra, no sentirla vacía. Tengo tanta vida por darte
Te busco por las calles, llenas de gente, en la orilla del mar donde no hay consuelo, en las olas que rozan
Miré como metías los pies en la frescura del río Darro. Me guiñaste y sonreí, el cielo resplandecía
Hoy he llorado hasta partírseme el… he dejado que el agua salada bese mis mejillas, bese mi boca. Me he dejado llevar
Ahora me doy cuenta de que tengo consejos para todos, menos para mí. Quiero ser fuerte me gustaría intentarlo
Caminando por las calles tuve un déjá vu, sentí que había estado allí. Mis pasos resuenan en el empedrado,
Pasión que me envuelve entre los brazos de la muerte. Besos sangrientos en noches de luna llena. Palpita la sangre de mi cuello
El fuego lamía mi cuerpo, surgía desde el mismo infierno. Mis labios escalaron
Mis ilusiones se hicieron polvo en… nada dura para siempre, a veces parece que he vivido un espejismo. Tus palabras se desdibujan
Mi alma volando va hacía ti amor mío abre tus brazos, en esta noche fría, mi vida, abrázame