poesía japonesa
Mejor que te calles, no quiero oír tus mentiras, tú no tienes educación, no tienes perdón. Me decías mi amor,
Tal vez no es que no recuerde el c… sino que prefiero olvidarme. Solo esperar que pase este pervers… Mi casa ya está en ruinas, se derr… el fuego trepó hasta la terraza do…
Trenzas mi pelo con cadenas de pena, pendientes de coral, anuncian muerte cae suave una lágrima,
Solo dije adiós, dicen que cuando una puerta se cierra, una ventana se abre y a mí me dan ganas de tirarme por ella.
Le caía encima una melancolía dulce, como una caricia leve, que le oprimía el corazón a veces.
Te he repetido hasta quedarme sin voz que soy tuya, tuya por siempre. Créeme cuando te digo que nunca he amado
Aprendí que hay personas que solo miran por ellas mismas. Qué los ojos mienten que las bocas hablan lo que el corazón niega.
Lo que está roto nunca retornará igual. Cuando la decepción te envuelve es difícil de desnudar,
Aquel beso etéreo en el arrebol me despertó la memoria de tu piel en mí. Nos dijimos amor
Quiero que sepa el mundo entero que ya no te quiero, que por logré decirte adiós. Solo deseo no verte jamás, que esa mirada ya no sea para mí.
Hay miradas insondables, caes en ellas y ya no puedes salir… Ahí me quedé en tus pupilas, llena de deseo y lascivia. Me sube una fiebre perversa,
El dolor de la ruptura de un amor, aún vivo y palpitante, te marca hasta las entrañas. Pero puedo vivir sin ti. Mi corazón salvaje,
Mis senos duros turgentes, con circunferencias perfectas, los miro, mientras contemplo por el rabillo del ojo, unas flore… ajadas, muertas.
¡Cómo te echo de menos! Duele no verte más, dicen que mañana es otro día, pero los días se me escurren entre las lágrimas.
Quizás sea que en tu limpia mirada y en ancestrales cantos se halle oculta, la salud de mi alma.