NO QUIERO SER AUSENCIA
A cuerpo abierto resplandecía,
la espuma del mar
la lamía.
En el ocaso esplendoroso
sus ojos se ensombrecían
alma solitaria
que apenas sabe nada.
Sin embargo, quería aclarar
que por sentir amor moría.
Pero la mar cuál
esmeralda refulgía
nunca se lo permitiría,
era suya, suya sería.
Ella supo que el amor
no nacía del agua,
allí su corazón moriría.
Quiso redescubrir su vida,
cogió hilo del azul
y su alma cosió a su piel.
Pensó si estaba soñando,
allí en la orilla.
La luz de la noche
trae nostalgias,
su carne no la probará
el agua.
Ella huiría,
por el camino de los
ojos ciegos, de las calles
de los solitarios.
Ya no quiere ser ausencia,
quiere sentirse amada.
Nunca debió irse
de los brazos que se abrían
para ella en madrugadas,
que caen rendidas a los pies
de los amantes.
