SENSUALIDAD EN LA NATURALEZA
Adoraba la sensualidad
de la hierba en mi espalda,
tocar la tierra, amasarla
con mis manos.
Me hacía sentir viva,
el aroma de las flores,
la calidez de la brisa
en mis muslos.
Había una maravillosa
belleza en aquella
paz, donde oía el trinar
de las aves.
El rumor del río
de agua cristalina,
me trajo el recuerdo
de los besos ardientes
de él.
Sus manos rodeando
mi cintura, apretándome
contra su cuerpo,
su hombría pegada
a mí, me hacía sentir
excitada y con el deseo
a flor de piel.
Suspiré moviendo
mis caderas solitarias,
sonreí al azul,
el pronto volvería,
me besaría con apasionamiento
y el ardor más loco.
Entre el álamo y el río.
