Poesía japonesa
Abro los ojos siento el calor de tu cuerpo, me apoyo en la almohada y contemplo el mapa de tu cuerpo. Una oleada de ternura me envuelve
Por que soy libre y yo elijo. la sociedad me quiere esclava, pero mi libertad me la gané el día en que entendí que solo yo podía guiar mi vida.
Muérdeme el cuello dos colmillos albos se clavan en mí. Siento por mis venas caballos correr,
El pulso se acelera late el corazón como loco, creo morir cada vez que te miro. Influjo del amor y el delirio que en mí provocas,
Flor que cautiva aromando el jardín, un jazmín níveo. La cerca blanca está envuelta en mil rosas,
Perdida estoy, en el cristal del alma los vidrios rotos. Has rasgado mi vida en mil poemas vanos.
Átame, hazme tuya, pellízcame y llévame al infierno del placer, pasea tus manos por toda mi piel.
Amor Amor desde la sombra desde el dolor amor
El tren me trae, la soledad dorada, hilando mí alma. Aquel otoño bordé en aquel pañuelo,
Sobre mi boca dibujando una lágrima, en la tez nívea aflora del olvido; sonando al alba
Hay un hombre que a mí me ha vuelto loca un hombre que sabe darme lo mejor de sí mismo. Por qué hay hombres
¡Cómo voy a mirar tu bellísimo rostro, tu piel perfecta, que ni un lunar la desmerece! ¿Qué haré contigo, amor?
Qué hago mirando el amor si este se fue. Miro por la ventana gente que con indiferencia pasea por la calle
No sé si eran tus ojos, no sé si tu boca, que era para besar y quedarse pegada a ella, eras todo tú,
El lirio blanco aromando el camino. Cerca mí casa. En la ventana las orquídeas blancas.