POESÍA JAPONESA
En un recoveco de mi mente hay un recuerdo agazapado, Y eres tú que ya no estás. No existen flores ni vuelan las mariposas.
Mira la luna como contempla la ciudad dormida mira como quita la pena; esa que a veces nos atrapa.
Con la luna ardiendo al ver a los amantes el mar se calentó al ritmo de la marea lunar. Allí bajo su luz te besé
Vi a Venus venir hacía mí, su belleza anulaba al astro su manera de caminar dejaba pequeño el movimiento lunar.
Lo admito siento temor de sentir este temprano amor por ti. A pesar de mis recelos
Somos en España 46.700.000 Mucha gente. Entre esa mucha gente, mucha gente… Nunca sus nombres serán explicitad… Nunca se valorará su aportación a…
¡Cómo voy a mirar tu bellísimo rostro, tu piel perfecta, que ni un lunar la desmerece! ¿Qué haré contigo, amor?
Mentías, cada vez que hablabas, jamás has sido capaz de amar, solo, abandonado por todos, te encontrarás. Eres un soberbio, altanero,
Miré como metías los pies en la frescura del río Darro. Me guiñaste y sonreí, el cielo resplandecía
Trenzas mi pelo con cadenas de pena, pendientes de coral, anuncian muerte cae suave una lágrima,
Cada vez que te mire quiero ver en tus ojos la verdad. No me mientas, no me seas desleal,
Desvirgamos el amanecer entre sábanas desgarradas, que estúpida fui, creí que podría cambiarte y no sabía que el infierno
El cielo de Granada invita a las parejas a amarse bajo los naranjos. Bajo el cielo de Granada
Hoy he llorado hasta partírseme el… he dejado que el agua salada bese mis mejillas, bese mi boca. Me he dejado llevar
Entre pasillos navega mi mente en un caos que emerge del volcán en plena erupción. Abro puertas infinitas, en el laberinto de Creta