POESÍA JAPONESA
Qué hago mirando el amor si este se fue. Miro por la ventana gente que con indiferencia pasea por la calle
Entre pasillos navega mi mente en un caos que emerge del volcán en plena erupción. Abro puertas infinitas, en el laberinto de Creta
Perdida estoy, en el cristal del alma los vidrios rotos. Has rasgado mi vida en mil poemas vanos.
Tonto y estúpido amor, ¿qué haré contigo? de ti solo tendré quebrantos, quizás mi amor solo sea un hologra… quizás solo es un estúpido
Quisiera hablarte como hablo al cielo a los mil luceros brillando como cristales que les digo:
Llueve en la noche bajo el soportal besos, las bocas ávidas buscan la piel desnuda en el rincón oscuro.
Abro los ojos siento el calor de tu cuerpo, me apoyo en la almohada y contemplo el mapa de tu cuerpo. Una oleada de ternura me envuelve
Tomo té mirando la ventana, mientras la rutina me mata. No hay nada peor que ver que desde que te marchaste el mundo viaja,
El fuego lamía mi cuerpo, surgía desde el mismo infierno. Mis labios escalaron
Miro mi luna desde la cristalera, entra su rayo, ilumina mi piel de suave seda.
Mis ilusiones se hicieron polvo en… nada dura para siempre, a veces parece que he vivido un espejismo. Tus palabras se desdibujan
Por la noche hablo al oscuro, iluminado por las estrellas, brillantes como cristales; donde la luz se refleja,
Era una tarde de noviembre paseando por el Albaicín lo vi por última vez, me miró con sorpresa cerveza en la mano.
Mejor que te calles, no quiero oír tus mentiras, tú no tienes educación, no tienes perdón. Me decías mi amor,
El dolor de la ruptura de un amor, aún vivo y palpitante, te marca hasta las entrañas. Pero puedo vivir sin ti. Mi corazón salvaje,