(2012)
#Mexicanos En Folleto de descuido imposible lo un
Tras de saberlo, apuro los venenos de la imaginación, que me proyecta un diálogo de manos y de senos, mientras acá una herida se me infe… Cuando siembras de cielo los ajeno…
Los desencuentros eran rutinarios. El pan amargo de cada día. En una ocasión con la carne viva torturada por la… no pude más.
En la sala de mi casa dormitan var… También hay muchos besos y palabra… muros. Hay una vieja lámpara, que carrasp… y se pone a hablar del día a las a…
En El origen de las especies de C… London, 1859, p.374, podernos leer… las hormigas, marchando en fila india, recuperan los puntos que conforman…
Fue un amor repentino o, si se prefiere, a primer poema. Al advertir en el renglón de sus l… la insinuación de mi primer intent… aventuras con la poesía,
Gemelos en pie de guerra, La Concordia ve a la Discordia como su podrida media naranja o el odio de su vida. Eros y Eris tienen la unidad
Isla acariciada a dos manos por mar antiguo, añejo, de cosechas anteriores a Cristo. Olas que son música y poesía,
Yo, señores, nací con la herencia de no sé cuántos líricos genes. De poetas soy hijo, soy nieto. Genealógicas ramas maduran la presencia de varios plumajes
Tan sencillo como esto: vivir indignamente entre algodones (que llegan al oído para tapiar al yo, para dejarlo sin nexos con el mundo),
El viernes a las cinco a.m. varios… cayeron en cuenta de que se había suspendido la ley de la causalidad. Divisaron al manzano soltar sus fr…
Primero, ante el temor, inquietud… insinuación nerviosa, lactancia de… Los espié con la ansiosa mirada de… con un alrededor de carne sospecho… Ante ellos, el tumor, la vista rec…
El diluvio se inició hacia la madr… Los primeros indicios de la aurora… anegados. El agua tuvo la pretensión de sust… atmósfera.
En la noche brilló, móvil, la rosa… en pedestal de mármol perfumada. La mano, hacia su tacto reclinada, se acercó a los rubores, tembloros… Excitación y arrojo. Peligrosa
Tras de orgear intenciones al cont… los dedoseos saltan, carnenciosos, se prestan su sexamen y mustiosos besoban las espaldas al tactento. Son tres o cuatro son –amalgamient…
Polvo y silencio. Ya no derrama s… No hay más sonido que el que decla… chisporroteando, perpleja llama qu… pequeño aullido sin pentagrama. Las teclas rotas. El tiempo en br…