Hoy te escribo con alma necesitada, como una puta que hace la calle enseñando su única mercancía a los paseantes de turno.
Escucho tu voz decían antes al otro lado del hilo telefónico, tus “uys”, “madres mías”, “dioses míos” en realidad te expresas sin decirme nada, tus palabras, esas que a lo mejor piensas, pero callas, quizá por tu cabeza hecha un lío.
Y yo, como un estandarte erguido, portado con decisión de precipitarte a mis brazos, tratando de usurpar de tu boca congelada un verbo que no se atreve a hacerse pleno, ser vivo, alfa y omega, que empiece y acabe en una expresión que culmine en algo cierto, lleno de significado, un bocado que se escape para conveniencia de mi suspiro.
Yo, que quisiera llevarte conmigo al salón de mis sueños, hacerte compañía desde la brevedad del instante a la longevidad de lo eterno e imperecedero, abrirte el libro de mis ilusiones, el de los cuentos felices, puede que sin matices infantiles pero en los que siempre termino contigo.
Así de amplio es este horario de inquietud, que no fluye, se hace bramido, de añoranza por tus besos, que abre de lunes a domingo, incluidos festivos.
Es posible que en mi interior se halle la pretensión de desnudar lo inexacto, lo indefinido, lo desprotegido de cálculo y respuesta, hacer fugar lo tanto repetido, por tanto conocido, es posible que por eso te solicite, pues mi sentido a tu lado es necesidad y urgencia de cerrar, ese lo sé yo, un círculo incumplido.
Be sweet, be kind, and think all is shining
Nota: “ya sé que regalarte en tu cumpleaños, un ramo de besos y un montón de flores.”