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Breviario 21 a 30

21
Nadie te miente mejor que tú a ti mismo.
Ni el mejor de los actores,
ni el más capaz de tus falsos amigos.
Paradoja la de mentirte para preservarte,
para ayudarte a salir a flote,
para enseñarte a volver a navegar.
¿El mejor momento?
Ese en el que te vuelves a decir una verdad.

22
Cuando sabes que no vas a sonreír, porque después de las mayores verdades no vas a mentir, la serenidad es el agua clara que contiene la vida y la ilusión. La más cruenta de las batallas se libra frente a un espejo. Si has sido sincera sales de allí herida, lastimada, con un profundo gemido lacerante y enarcado el torso chorreante. Llegará el agua clara, transformada desde la tormenta en fluido purificador que limpia heridas y las sana, hasta dejar sólo las marcas que te recuerden como no cometer de nuevo ese error.

23
Te quise poco, te quise tanto. No atiné a envolverte con mi piel. No cubrí tus cicatrices, ni acaricié tus labios. Ni me entregué. No hay vuelta atrás en la triste amargura de tu ausencia sin final, inscrita en mis manos y en mi hogar. No me queda vida para otra oportunidad.

24
La frugalidad es buena consejera, cuando las tormentas internas todo lo acechan y tratan de derrumbar. Paso a paso, mirada a mirada, verdades en pulsos y toda la paz de la que te puedas armar.

25
Gotas de agua bailando, botan contra el suelo y vuelven a volar. Se deshacen en vapor del que se sabe elevar y alegres inician el camino para volver a danzar. Como ellas, mi alma eterna, halla gozo sin dilemas en los pequeños tintineos que acarician con dulzura, a pesar de las ráfagas frías y los torbellinos que desfilan sin cesar.

26
Risas de tormento resonando, ritmo de tambores ceremoniales, luces crepusculares. Y tú, indiferente, como yo, ambos ausentes. Gritos ahogados, inspiraciones agotadas, pero... aquí no pasa nada. Ojos cerrados sintiendo una luz destellante que cambiará todo en un instante.

27
Un horizonte es tan amplio como te atrevas a mirarlo. Puedes centrarte en sus límites, o en su inmensidad. Puedes tratar de distinguir los bordes, o definir lo que está y lo que no está. Puedes simplemente, maravillarte... y continuar.

28
Desear agradar a todos es tan natural como querer correr y jugar por la orilla del mar, chapoteando y saltando... pero no puedes pretender no llenarte de aguas ni arenas. Entre juego y juego, mar adentro puedes avanzar. Y te sumerges. Y no respiras.
Cuando vas creciendo aprendes hasta adonde avanzas en el agua, para tratar de garantizar que, luego, cuando no toques fondo, podrás impulsarte, salir a flote... y volver a respirar.

29
Una excusa carente de razón dibuja falsos mundos nuevos en tan solo una exhalación. Y las búsquedas, rocosas, no cesan de inquietar a la verdad, que, temblorosa, casi nunca se llega a mostrar. Las excusas nacen del fango confuso en el que crecen las medias verdades, alimentadas por la cobardía, rompiendo superficies prístinas para equilibrar las más internas agonías.

30
El final de cualquier historia se escribe con lágrimas o sonrisas, según lo quieras grabar. Este mío lo guardaré en un cofre encadenado a lo más hondo de mi alma, protegido allí de la brisa que te llevará lejos, que agitará mis cabellos, que secará el dolor. En algún momento muy distante y con signos de ser el correcto, los recuerdos de ti podrán salir del cofre del tiempo. Ahora no, las memorias las destruiría a dentelladas y... sería un error, después de que el corazón los hechos construyó.

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