Rendición
y Peonza y Mar
Dame un beso suave y lo olvido todo,
lo que está bien y lo que está aún mal.
Un beso rendición.
Quizás vuelva el sentido a mis ideas,
y las sonrisas broten ya no ajenas.
Luz de agua son tus besos en mi piel.
Que después tus labios no me recuerden.
Sea yo un único instante sobre aire,
hecha de tus besos y nada más.
2. Peonza
Vacío sideral, rodeas mi alma.
Soy una peonza perdida, sin alas,
mientras tu bailas las danzas eternas.
Más alcanzaré mi ruta de estrellas
y encontraré una nueva luz de paz.
3. Mar
Ese, ese era mi nombre,
aún lo reconozco.
Nunca significó nada,
hasta ahora.
Olas de mar que vienen y van
como páginas de un códice único
nunca legible y casi eterno.
Así son esas letras, vaivén continuo.
Les habría hecho honor si
me hubiese quedado en la arena.
Si hubiese sido la melodía
del mar de fondo.
¿Podría mi nombre haber amado el suyo?
No, ni en mil años,
y, sin embargo, así fue.
Fuimos dos piedras
jugando a escarpadas inconexas,
a los acantilados lejanos,
a los barcos que se alejan.
Mi nombre hizo lo que quiso,
sin aceptar conducción ni ruta,
sin acariciar a la vida de mis sueños.
Y ya da igual.
Tan solo queda
cada mentira en su cielo.
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Imágen de Dall E 3
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