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Travesía pacífica

Un viaje a lo conocido
será igualmente un ingreso
a lo que nos será desconocido;
ya sea por evolución o por decadencia.
 
Convenientemente
se admitió nuestro ingreso a los Estados Unidos;
fuimos aceptados por una sociedad muscular.
 
Ponderamos su territorio apreciando
sus ambientes naturalistas y liberales.
Traspirando sensaciones.
 
No hay impresiones sorpresivas,
al reconfirmarse pros y contras nacionales sobrentendidos.
 
Nuestra visita no almacenó blanco más blanco,
cada panorama nos dedicó su paleta multicolor.
 
Transitamos ávidamente las calles.
Humedad translúcida sobre la piel.
Bajo soles invariados, brisas infatigables.
Y lluvias.
 
Reflexionando: acaso la observación casual revela
la esencialidad y las caracterizaciones de un país.
 
 
Hay vértigo al decodificar locuciones y literalidades;
y satisfacción por los enunciados impecables.
 
Fotografía carismática.
Cristalización de un instante
al configurar espacio y personificación.
Auto-foto complaciente.
Eternidad de las sonrisas anticipadas.
 
Los parques hollados,
los sitios peregrinados,
los museos contemplados,
las aceras transitadas,
las explanadas traspasadas,
el transporte monopolizado,
las capillas evangélicas admiradas.
 
Atesorando escenas y artificios, ambientes y matices;
la idealizada estadía se fue revalorizando.
 
Un país de signaturas y símbolos;
paisajes intelectuales de una nación.
Son iridiscencias en mis iris.
 
Su cosmopolitismo conforma culturas y subculturas,
y etnias integradas o disgregadas.
Es como contemplar la globalidad in situ.
 
Hay representaciones de estilo y anti-estilo.
Son estereotipos del norteamericanismo común.
 
(Decir que esta sociedad es abstrusa; te convierte
en un intelectual exquisito).
 
Unos pasos, una costa, un cuadro, una plaza, un bus,
otros pasos, una vidriera, un océano, un tren, más pasos,
un puente, un subte, un río, aún más pasos, una llanura,
un barrio, un edificio, nuevos pasos, una foresta,
un comedero, una urbania.
Son variaciones potentes.
 
Arquitectura límpidamente clásica o contemporánea.
Preservación de la historicidad.
Todo sitio llamativo es una oportunidad para el lucro.
 
Horizontes premium acero vidriados
en convivencia armónica con el verde vector.
Sintetizando una paradoja urbana.
 
Ellos, sitiados por impacientes sonoridades incidentales
revalidan su icónico repertorio rítmico americano.
Nosotros, acariciados por su versatilidad musical, sonreímos.
Colosal factoría melódica que irradia tendencias universales.
 
Movimientistas enfáticos del arte,
su variado espectro cultural es indisputable.
Una creatividad fibrosa
modela estilismos absorbidos por un orbe esnobista.
 
Ingresamos en diversos no-lugares:
aeropuertos, mega-tiendas, rutas, hoteles, estaciones.
Sitios autoritarios pero imprescindibles.
 
Éramos circunstantes obstinados,
deambulando con ojos vulnerables y aceptadores
a través de espacios simbólicos.
Plácidos escenarios para el goce compartido.
 
Imposible ignorar su seductivo mercantilismo automático;
capitalismo básico para principiantes.
 
La masa sin contacto entre sí circula,
pero es igualmente contactada
en la fricción corporal del gentío.
Aun el fóbico social,
queda incorporado al flujo inidentificable.
 
Hay invalorable amabilidad
en las relaciones interpersonales primarias.
Renovando nuestra simpatía extra-americana.
 
Modulen o no claramente el idioma,
existe asimilación acrítica de personas foráneas.
Solo sin son útiles y positivas.
A esto se llama ética básica
o carisma cristiano indeleble.
 
Siluetas perfiladas en tránsito,
nuestro tur del ocio reúne plurales satisfacciones.
 
Millas dominadas en los
cambios de escenario continuos.
Perspectivas abrumadoras
desde súper cielos cobalto.
Topografías avasallantes.
Atmósferas blandas.
Excitantes e incitantes itinerarios.
 
Qué hay detrás de ese horizonte y de aquel otro y otro más,
es el quid de quien recorre más y más distancias y
especula con develar esa incógnita azafranada.
 
Playas tropicalistas desiguales
y autopistas y vehículos iguales.
Barrios periféricos obsesivamente homogéneos
atenuados por bulevares pacifistas.
Construcciones humanizadas y deshumanizadas.
Motor-manía en calles triangulares.
Flora urbana y suburbana de esplendente
bucolismo local.
 
Sucesión de amenidades y persuasiones en cada entorno
vivifican la motivación de los turistas.
Cómo no apasionarse en una gira refinada como esta.
 
Entretención y agitación,
desde la metrópoli al suburbio y sus alrededores.
Esa era la idea.
 
Reencuentros finamente emocionales.
Dinámica articulación de la amistad.
Coloquios sensibles. Cálidas memorias.
 
Haber recorrido tantas distintas latitudes
fue un plus cognitivo electrizante que se agradece.
 
Esta travesía fue un evento espontáneo
con la expectativa de que lo sorpresivo fuese feliz
 
Y abril se resolvió en un acto elegante;
los días se atenuaron hacia la Pascua.
Primavera sensible.
 
Los cielos elementales se abrían y cerraban
ante la invasión espacial.
Hubo nubes traspasadas por el ápex
de nuestro avión.

Preferido o celebrado por...
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