Candorosa virtud meció su cuna, Fiole Clío su pincel sagrado; Su espada Temis. Contrastó indign… Al sangriento poder y la fortuna. Siempre fue libre. De su frente p…
¡Cuán inmenso te tiendes y brillan… Firmamento sin límites! Do quiera En el puro horizonte iluminado Por la argentada lumbre de la luna… Te asientas en el mar. Las mansas…
Desde que te miré, joven hermoso, Sentado a par de la luciente hogue… Por mis venas corrió fuego dichoso… Que no puedo explicar. ¡Quién a t… Siempre vivir pudiera,
¿Por qué el tiempo en sus alas fug… Llevó el siglo dichoso En que abrasaba el pecho en llamas… El canto poderoso, Y a los míseros siervos alentaba
Cuando feliz tu familia Se dispone, caro Padre, A solemnizar la fiesta De tus plácidos natales, Yo, el primero de tus hijos,
El cielo está puro, La noche tranquila, Y plácida reina La calma en el mar. En su campo inmenso
Primero en paz y en guerra, Primero en el afecto de tu patria Y en la veneración del universo. Viva imagen de Dios sobre la tier… Libertador, legislador y justo,
Amigo de mis horas de tristeza, Ven, alíviame, ven. Por las llanu… Desalado arrebátame, y perdido En la velocidad de tu carrera, Olvide yo mi desventura fiera.
Tú que de nieve eterna coronado Alzas sobre Anahuac la enorme fre… Tú de la indiana gente Temido en otro tiempo y venerado, Gran Popocatepetl, oye benigno
Tu aliento vivifica, y semejante Al soplo abrasador de los desierto… En su curso veloz todo lo inflama. ¡Feliz aquel que la celeste llama Siente en su corazón! Ella le ele…
Si es dulce ver en el glorioso est… Ceñida el alba de purpúreas flores… Y entre blancas arenas y verdores Con manso curso deslizarse el río; Si es dulce al inocente pecho mío
¡Escollo vencedor del tiempo cano, Isla en el mar oscuro del olvido, Misterio entre misterios distingui… De un inmenso arenal gran meridian… ¡Montaña artificial, resto tremend…
Témplase ya del fatigoso estío El fuego abrasador: del yerto polo Del septentrión los vientos sacudi… Envueltos corren entre niebla oscu… Y a Cuba libran de la fiebre impu…
¿A Minerva te consagras? Perdone Amor tu imprudencia: Advierte que tanta ciencia No es propia de la beldad. No: tu sencillez conserva,
¡Cuán difícil es al hombre hallar un objeto amable con cuyo amor inefable pueda llamarse feliz! Y si este objeto resulta