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Bohemia y recital

Camino sesgado a pies cansados,
Manipulando mis horarios,
Contando baldosas,
Añorando un cielo azulado.
 
Preguntando, tal vez pensando,
En la moda del verano de antaño,
En las flores de los versos en los labios,
En corazones que han tolerado letargos.
 
Uno se siente feliz ante el fracaso,
Del adulto que reniega del anuario,
De la belleza de un atril sin manos,
De la vergüenza de un mundo atado.
 
Los discursos hablaran de conjunto,
De falsa unidad, de deseos ocultos,
De noches en el mar,
De oprimir el rumbo.
 
Entre letras que no formaran,
Jamás una palabra,
En bocanadas de jornadas,
En lirios sobre la tumba olvidada.
 
Donde brindare con lágrimas,
Con el amigo que herido,
Aun hablara de muerte,
En los dolores más antiguos.
 
Trastabillare por el insistente,
Zigzagueo del olvido,
Me entrevistare con ambiguos,
Asesinos de libros.
 
Y entonces entrare triunfante,
Jubiloso, expectante,
Al hogar de los transeúntes,
La amabilidad de un alarde.
 
Que finge ser el primero,
En graduarse de sastre,
Con ropas hechas añicos,
Omitiendo ciertas verdades.
 
Extasiado sentarme,
En la misma mesa,
Donde el abuelo,
Me contaba tragedias.
 
Narraciones en primera persona,
Hoteles claudicados, una argolla,
Que fue felicidad y promesa,
Que recreó historia a favela.
 
Cuando los infantes,
Dejaron de ser adversarios,
Para sentirse enamorados,
Por todos estos años.
 
Bohemia y recital,
Donde duermo,
Abrazado a botellas,
Deletreando una pena.
 
Avasallado mis ideas,
Cultura del exilio,
Camino hacia adentro,
Mi viejo me espera.
 
En el mismo lugar,
La nube del reencuentro,
La ciudad de mis primigenios,
Poemas que ya no entiendo

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