LA ÚLTIMA DESPEDIDA
Diste tantos avisos y no fui capaz de ver ninguno aún cuando era el más cercano a ti.
No me tome el tiempo de preguntarte como estabas, que sentías, o si algo ocurría; Todo era tan rutinario que pensé que seguía igual.
Tu silencio gritaba más fuerte que las mismas palabras y no fui capaz de percibir ninguna señal, aunque te sentía lejos sabía que algo ocurría pero nunca tuve el valor de decírtelo.
No me arrepiento de nada, pues nunca nos faltamos el respeto, pero pensar que las cosas terminen de esta forma es lo que me hace sentir culpable y responsable.
Y ante tantas cosas, no sé si es la lastima, la compasión o la preocupación lo que me está comiendo por dentro, el pensar por lo que has pasado mentalmente y sobre todo estar presente algunas cosas, y ahora me es más fácil ponerme en tu lugar.
Sigo sin entender como no pude darme cuenta antes, como me pasó por la mente pero no fui prudente de actuar, todo ocurría frente a mí y aunque no lo ignoré, no le di la importancia que se merecía.
Y aunque no quiera admitirlo, porque saber como soy, me duele tu ausencia, sé que las cosas saldrán bien, pero no estoy dispuesto y no quiero que esta sea la última despedida.
—Jair Tamayo
